RENOVAR

 Novedades, con respecto a los abusos sex por parte del clero, la diócesis de Creteil, región parisina, venderá el palacio episcopal para indemnizar a las víctimas. No es cuestión de rascar el bolsillo de los fieles ni pedir préstamos a los bancos. Esperan lograr unos cientos de miles de euros. El obispo Dominique Blanchet envía circular a las parroquias para que se lea este domingo. Por mucho que se quiera criticar, hay diferencias notables de comportamiento en lo referente a asumir responsabilidades. Obispo y vicario general se trasladarán a una vivienda más modesta. Todo un cambio de época. En todas nuestras ciudades el palacio episcopal lleva ese ilustre nombre de "palacio" y suele estar en la parte noble de la ciudad, en esta al lado del ayuntamiento. Representando el poder religioso al lado del civil. 

Deberían de empezar por investigar si hay víctimas y cuántas. Parece ser que no hubo. No es creíble. Es creíble que si las hubo están esperando a que vean a San Pedro. Antes de que a algún incauto se le ocurra pedir  justicia y reparación.

Para luego plantearse generosos: "asumimos la responsabilidad y enajenamos bienes".

Testimonio de ex super que por supuesto od nacional intentará que no sea difundido, ni siquiera tienen que hacer esfuerzo para evitar su difusión, a nadie se le ocurre traducir algo así al español. 

Por otra parte, no existe testimonio de ex super española que haya dado lugar a libro, a pesar de los cientos de ex supers españolas.

El día de san José  era muy estresante en los centros de casadas, qué sufrimientos directoriles hasta que llamaba la última asegurando la renovación. Extrañas formas de proceder. Era algo sabido en cierto modo por todas, quién sí, quién no y si alguien no lo hacía. 

"Ese 19 de marzo de 1996 los minutos pasan lentos. Solo me queda esperar. A medianoche me habré liberado. Ya no seré del "opus dei" , seré libre. A las 10 de la noche suena el teléfono, me llaman del centro. Me pregunta si se me ha olvidado renovar mi compromiso. En la fiesta de san José los miembros od (que no han hecho la incorporación definitiva) tienen que confirmar que siguen. Le contesto tranquilamente que no, no se me ha olvidado, que he madurado mi decisión. Me lanza reproches, intenta hacerme cambiar de opinión sin éxito.

Hace años que a partir de enero y hasta marzo me entra la angustia pensando en esa fecha. Cuando comunico mis dudas a las directoras, levantan la mirada al cielo: "Satanás te está tentando, el demonio actúa más que nunca para desviar a las almas del camino de santidad". Si no renuevo, el demonio habrá logrado una victoria. Me iré al infierno. Me dicen en efecto que quien se va comete un pecado mortal.

Ese 19 de marzo, después de 13 años en esta controvertida institución, me arriesgo. Y me pregunto: ¿qué es más infierno: romper con od o seguir obedeciendo ciegamente como me exigen las directoras? Todos los años de mi pertenencia obedecí, metida como estaba en la "maquinaria" de la "vocación".


Sin embargo cuando los conocí era una persona alejada de las prácticas piadosas. Tenía 19 años y un novio, nuestra relación era seria y pensamos en casarnos. Ingredientes de una historia de amor que se convertirá en pesadilla, pues esa decisión conllevará otras.

Mi entonces novio era de una familia que había llegado años atrás al pueblo. Eran originales, diferentes, me gustaba la imagen que daban de familia unida en la que parecía haber mucho amor y diálogo. ¡Qué ingenua fui creyendo en las apariencias!".

Fue mi error que dió origen a todo lo que vino después. Por educación y modo de vida mi futuro marido estaba muy a gusto en "opus dei". Pocas cosas cambiaron cuando se hizo supernume. Ya había incorporado diversas prácticas piadosas a su vida. Nada se le hizo extraño, nada le pareció exagerado o abusivo. La nueva familia "espiritual" reproducía las costumbres que le habían enseñado. Pero mi caso era muy diferente.

Matrimonio e iniciación: me equivoqué dos veces y dos veces igual. Con una pequeña diferencia. Escogí a mi marido, pero el "Opus Dei" me obligaron a escogerlo. Me dejé hacer sin protestar y eso me resulta todavía hoy un enigma.

Si escribo este testimonio es por mí y por los demás. Por mí porque necesito comprender cómo y porqué dilapidé mi juventud con gentes que no eran de mi estilo. Por los demás que ya han entrado en las redes de la organización, ésta  u otras similares, y que corren el riesgo de ser enganchados como yo lo fui. Quiero ayudar a quienes gustaría salir pero no se atreven. Y pienso que escribo sobre todo para rendir homenaje a todos los que sufrieron y no se les escuchó y a las mujeres víctimas de violencias físicas, morales, psicológicas....¡eooo!....merci Sophie....

Intento prestar mi voz a quienes llevan su cruz en silencio. Creo en la fuerza del testimonio, por eso escribir este libro es un deber que me impongo.

No tenía ganas de darle vueltas a esta historia. Ni siquiera se me había ocurrido. Me iba de la "obra de D" en silencio, de puntillas, sin hacer ruido, igual que había llegado. Feliz de marcharme pero sin acritud. OD decidió que las cosas iban a ser de otra manera. (Wie immer....=un clásico.)

No pide que el lector tome partido, solo que lea mi testimonio sin a prioris. Espero que no lo pongan en el índice como hacen con todas las lecturas que consideran perniciosas para su grey. Algunos "aman" od, las respeto. Que me respeten ellas a mí. No voy a callar lo que OD representa para mí y no solo para mí, también para muchos otros que salieron culpabilizados, enfermos, destrozados.

CAP 1. ¡HACIA LA SANTIDAD!

En 1982, tengo 19 años, estoy en la uni, tengo muchos amigos. Soy una chica más de mi edad, me visto a la moda, tendencia hippi, voy al cine. Soy romántica, me gusta más La dama de las camelias que La naranja mecánica. Soy naturalmente alegre y optimista. En ese año tomé una decisión que me llevará al infierno: me ennovio con un chico que acaba de hacerse del "Opusd".  Pequeño detalle importante: en ese momento no tengo ni idea de su "vocación".

No sé casi nada de la vida. Soy la mayor de tres hermanos, crecí en un pueblo francés cerca de la frontera suiza. Mi madre y sus hermanas son creyentes y practicantes, mi padre no quiere saber nada de religión. Como San Francisco de Sales anduvo por la zona me bauticé católica en lugar de protestante. En mi adolescencia hice lo que quise y la moral de la Iglesia no era precisamente la mía. Iba de la discoteca en directo a la misa del domingo y aprovechaba la homilía para conciliar....Tuve mis novietes adolescentes. La religión no es lo que dirige mi vida. Pero en el fondo estoy un poco perdida. Me parece que voy en caída libre, me gustaría creer en algo.

Busco un ideal, una perfección. El mundo no está bien, predomina el sufrimiento, quiero cambiar las cosas pero no se cómo. Me hago preguntas existenciales: la muerte me da miedo, duermo con la luz encendida y lucho contra el sueño porque tengo miedo de no despertarme por la mañana.

Busco sin saber qué busco.

Mi novio me lleva a practicar, voy a misa, hablo de espiritualidad. Me transmite un ideal de familia. Escogí a esta persona sin saber muy bien porqué. Admiro a este chico que me lleva 4 años. Con él puedo hablar de los temas que me preocupan y encuentro algunas respuestas. A finales de 1982 leímos un artículo sobre "Opus dei" en el diario Le Monde. No era favorable, pero no me interesó, pensé que opusd era un movimiento más de los nuevos que hay en la Iglesia católica.

Por entonces un joven que nos solíamos encontrar a la salida de misa nos invitó a su casa. Cuando llegamos al lugar sólo había hombres, me sentí sola. En la biblioteca de la vivienda encuentro el libro Camino, escrito por monseñor EdeB, el founder de la organización. Es un conjunto de aforismos, libro de cabecera para sus adeptos. No me fijo mucho pero la conversación no tiene que ver con od, aunque se menciona. Nadie de los presentes dice que pertenezca. En realidad ninguno de ellos parece conocer el movimiento, Y sin embargo ¡todos pertenecían!  e hicieron como que no. El secreto.

Más tarde supe que el chico que nos había invitado era supern. Supernume en la jerga interna es la persona od que puede casarse, llevar una vida "normal" con tal de que siga unos preceptos de vida muy rigurosos. Durante 13 años yo seré también supernume. Los demás jóvenes que estaban ese día en la casa eran todos numes, célibes que hacen compromiso de castidad pobreza y obediencia, aunque son laicos que viven en los centros y que ejercen la mayoría de ellos una profesión. Pero toda su vida, toda su energía, y todo lo que ganan lo dan a la obra.

Con el paso del tiempo aquel disimulo generalizado me pareció un espanto. Sólo recordarlo me hace sentir mal ¿por qué ocultar la pertenencia? Cuanto más lo pienso más me parece que estaban todos de acuerdo para la "puesta en escena". No saqué nada en limpio de la reunión, me enteré de que el "invitador" estaba a punto de casarse. Era lo que teníamos en común.

Pero me parece que para mi novio fue el comienzo de su relación con od. El amigo de misa la había organizado en su casa para presentar su "captura" a los numes que se hicieron una idea y aprobaron la "pieza cobrada". La máquina proselitista se puso en marcha. ¿Le dijeron a mi novio que no me hablara directamente de su incorporación al od? todo lo que pasó después me lleva a pensar que sí.....


Comentarios

Magí Ribas Alegret ha dicho que…
Eso de "obra de D" me recuerda a obra del diablo, ¿esta?

https://www.elmundo.es/elmundo/2008/11/05/valencia/1225907414.html

¿Cuántos del Opus ahí?
Ricardo Pérez ha dicho que…
Es curioso, ocultan sus vidas privadas, ocultan su pertenencia al Opus o a cualquier Institución sectaria que se le precie. Pero de tu vida lo quieren saber todo absolutamente todo, casi al dedillo, ahora no vayas a preguntarles a ellos, de que viven, que es lo que hacen, como han sido sus vidas, sus amistades, sus intereses personales. No te lo cuentan, pero lo que es mucho peor no te dan pie para que se los preguntes. Gentes, organizaciones e Instituciones totalmente deshumanizadas, Te piden lealtad y honestidad, te dicen por activa y por pasiva que son honestos y leales, sin embargo, no creen en nada de ello. Están deshumanizados por completo, por muchas bendiciones, plegarias y piedad que puedan tener o aparentar.

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