LAS LÍNEAS ROJAS

Propone muchos temas y al final nos vamos por los cerros de Ubeda, pero no deja de ser interesante para los legos en derecho, observamos que entre todos hemos alimentado un auténtico monstruo que no respeta ni la ley de Dios ni la de los hombres, llegando a unos extremos difíciles de igualar. Siempre ha sido así y así lo hemos sentido y padecido, un poder ilimitado, al menos aquí en España.

Por ejemplo, el asunto de que la Prelatura adquirió personalidad jurídica en España en 1995, y desde entonces se acoge al cajón de sastre que suponen los Acuerdos Iglesia Estado preconstitucionales. El Estado español los reconoce como estructura jerárquica de la Iglesia, lo que precisamente ha quedado solventado por mano papal en 2022, no son estructura jerárquica, la Prelatura personal es clero y de esa Congregación relevan todos sus asuntos. No tienen los derechos de reconocimiento que tienen las diócesis.

Con lo cual, otra mentira, farsa o falsedad que se añade a las que ya estamos hartos de señalar.

Es curioso que al principio quiera salvar a las personas que siguen dentro con buena voluntad, ¿quiénes son? cuando hacen falta nunca están. Porque al final del vídeo si se escuchan y siguen con atención todas sus palabras el mensaje se autodestruye.

Ya que en los futuros estatutos habría que señalar líneas rojas, es decir, prohibición de acciones que de cometerlas llevarían aparejada su correspondiente penalización.

Y estimo que esas líneas rojas saludables dan en la línea de flotación del "opus dei".

Si se prohíbe llamar Padre al prelado, fuente de todo abuso, ¿qué sería de aquellas charlas, y aquel  punto concreto de examen que figuraba en la hoja de normas: Filiación al Padre? missing. Podríamos decir ¿por qué lo llamáis filiación al Padre cuando queréis decir culto a la personalidad? 

En unos nuevos estatutos el Prelado y su consideración quedaría sensiblemente rebajado, ya no sería un personaje cuasi sagrado por el cual se deben ofrecer las oraciones más fervientes y las mortificaciones más costosas. Si ya no es Padre, con "p" mayúscula a diferencia del verdadero padre que todo ser humano tiene, el opus que hemos conocido se desintegra. Las consecuencias emocionales de considerar Padre con p mayúscula al gran gurú son decisivas en lo que al engaño de nuestras almas y cuerpos se refiere.

Segunda línea roja desintegradora: prohibir que "opus dei" incida en el fuero interno de las personas mediante el "acompañamiento espiritual", antes llamado "dirección espiritual", siempre llamado "charla fraterna" en nuestras vidas vocacionales. Precisamente la dedicación numeraril si eras encargada de grupo o formabas parte de un consejo local, no digamos si estabas en el sancta sanctorum de las Delegaciones y Asesorías consistía en recabar la info mediante el "medio soberano de formación" que era la charla. Había que canalizar dicha info para tomar las decisiones pertinentes sobre presente y futuro de la super, nume, agre. Y ahora resulta que se prohíbe...Antonio te estás cargando la esencia: ya sabes que la charla nació con la naturalidad con la que mana el agua de una fuente, cuando los primeros sentían que tenían que confiar asuntos al founder que no eran materia de confesión. 

Estupenda la tercera línea roja: la relación de un laico y supongo que de un sacerdote, esto no lo tengo tan claro, con "opus dei" no puede ser laboral. Fuera numerarias auxiliares que trabajan gratis y sin derechos, fuera directoras a tiempo completo, fuera oficiales. Good bye a todos los llamados trabajos internos por los que no se cobraba ni cotizaba, puesto que de cara a la individua "era la vocación, la llamada" que te llevaba a estar donde las directoras hubieran decidido, trabajos por Dios, y a Dios no se pide cuentas, Dios no paga sueldos, Dios no firma nóminas, Dios no cotiza, Dios no se ocupa de las contingencias de la vida de sus trabajadores (enfermedad, viudedad, vejez).  "Obra de Dios".

El paralelismo rey de España persona jurídicamente inviolable con Prelado así mismo inviolable no lo formula pero se desprende de sus palabras. Ambos personajes están por encima de la ley, civil y eclesiástica. En un caso vía constitucional que por supuesto nadie tiene intención de reformar, si se reforma la constitución española es porque lo sugiere la canciller alemana para cumplir con el déficit, no porque el pueblo español ni ningún pueblo puede soportar más ciertas iniquidades de personajes que viven por encima del bien y del mal.

Ni se nos pasa por la imaginación que de ser Buda, estos personajes a cuyo fallecimiento lo primero que se hace es incoar procedimiento de beatificación puedan ser perseguidos por la ley civil. En España o en Italia. Ellos están por encima de las contingencias, las cárceles, los códigos civil, penal, administrativo, canónico no les afectan. Solo les afecta la propia ley que a sí mismos se han dado, haciendo de su cargo un cargo vitalicio que les proporciona inmunidad en esta vida y santificación cuando pasen a la otra.

Si la situación de los sacerdotes prelaticios está en el alero pero tiene visos de arreglo porque pueden salir arreglando papeles y ser aceptados por un obispo decente necesitado de clero, la situación de los laicos no tiene solución tal y como están las cosas.

Sobre el papel, meros colaboradores de ONG, realizando un trabajo voluntario en apoyo a los curas que conforman la Prelatura. En la realidad, dependencia completa laboral, financiera, emocional, económica y social de la Prelatura y sus altos cargos. Personas que en su acomodo o incomodidad de vida,  si se marcharan después de toda una vida lo único que tendrían fuera sería "el lugar donde caerse muertas".

Y de lo que aquí no se habla, no da tiempo, es de que la obra de Dios no se hace cargo de nada ni de nadie. No tiene obligaciones con todas las personas que en el pasado lo dimos todo, economía y conciencia, juventud y energías. Esos, que somos muchedumbre, no cuentan ni para el Papa ni para el Prelado ni para la Iglesia. "No haberte dejado meter en el embolado".

Nada les obliga a resarcir, es impresionantemente peor de lo que hace 20 años era capaz de entender cuando me fui.

De paso y de modo colateral sale el asunto de la corrupción judicial en España. Y el asunto de que los jueces si quieren ascender en el escalafón han de hacer favores al poderoso y si presiden una sala de lo contencioso administrativo no van a cometer la quijotada de sentenciar en contra de la Administración que paga sus nóminas.

 Se me ocurre que habría que arreglarlo: los ciudadanos de a pie, sin poder, estamos perdidos frente al poder. Con independencia de opus divino.

¿Hay algo normal en el sentido de "justo" en nuestro país?

Según Rubén Gisbert, sí, lo normal es que ahora Puigdemont puede regresar a España libremente, la proclamación de la república catalana y el referéndum organizado a tal efecto ya no son delitos susceptibles de persecución. Eso es lo normal. En 2017 era delito. En 2023 según la nueva ley y sentencia absolutoria que el juez Llarena se ha apresurado a firmar, cada cual, supongo, puede proclamar la república apetecida.