AUTOEXCOMULGADOS

Denunciantes de Sodalicio y reacción de Sodalicio a la llamada a la conversión por parte de Francisco. Atención a todos los escritos de hoy 30 de septiembre, san Jerónimo, el de la Vulgata, en OL, Claire Fischer se suelta la melena, La gota que ha colmado el vaso

Agustina nos recuerda el Ogro cariñoso, alambicado escrito en el que se demuestra por lo menudo en el capítulo 7 que la Opus no es Dei sino Escrivae. A los "supuestos" 96 años de la supuesta fundación de la que no quedan documentos originales. Todo lo escrito referente a esa fecha, es posterior.  En los años 60 reescribían la historia de los años 30 para que quedara estupenda y a la altura del gran poder y fuerza que entonces habían logrado y que culminaría con Juan Pablo II, aún por llegar al "trono de Pedro".

¿Cómo van a salir de esta?, no son tan poco diplomáticos como los Sodálites, pero la serie de humillaciones que se les viene encima es de campeonato, "Opus Dei al descubierto". 

Con su explotación laboral por delante, que no fue solo la de las "mucamas por voluntad divina", todos fuimos explotados, realizamos trabajos sin horario, sin derechos, sin poder pedir nada a cambio, como viene en los estatutos olvidados, no conocidos, "teníamos el derecho de no tener ya nunca nngún derecho"....hipnosis colectiva que llegó a ser canción "de Casa".

Solo por haber osado redactar semejantes Estatutos de 1982


Art. 34: Quien por cualquier motivo abandone la Prelatura o sea dimitido, no puede exigir nada por los servicios a ella prestados o por lo que le haya entregado sea por su actividad o por el ejercicio de su propia profesión, o por cualquier otro título o modalidad.


deberían ser descanonizados sus perpetradores. Qué osadía, por parte escrivariana y por parte romana. Teníamos 15 años cuando estos artículos se promulgaban, pero quienes aprobaron estas leyes tenían bastantes más. 

Perdón y penitencia al menos. Ya que  no hay suficientes cárceles para todos los responsables de las tropelías.


Me llamaron radical  y no sabía la mitad de la Misa. Más qué radical ingenua en el país de los pillastres.

DISPUTAS FAMILIARES DENTRO DEL FRANQUISMO

Si hasta 1953 católicos y  falangistas parecieron las más poderosas familias del régimen, después pareció configurarse como alternativa a ambos una “tercera fuerza” como la llamó su principal ideólogo Rafael Calvo Serer.

La “tercera fuerza” incluía a intelectuales integristas del Opus Dei (como el propio Calvo Serer, Fernández de la Mora, Fontán, López Amo y Pérez Embid), “juanistas” conservadores y tradicionalistas. La idea de la “tercera fuerza” era la restauración de una monarquía tradicional, social, popular y representativa.

Esto es, la restauración de don Juan, a quien la “tercera fuerza” reconocía como rey, pero como titular de una Monarquía cuyo contenido fuese el ideario del Movimiento Nacional del 18 de julio. La falange reaccionó organizando una gigantesca concentración de masas en Madrid, el 28 de octubre de 1953, presidida por Franco, en la que el líder falangista Fernández Cuesta rechazó explícitamente las pretensiones e ideas de la “tercera fuerza”.

En los estertores del franquismo el régimen se dividió entre”reformistas” como Fraga, que propugnaba una gran fuerza de centro para proceder a cambios graduales. En el mismo espectro ideológico se movía Areilza, conde de Motrico antiguo embajador español en diversas capitales y alcalde de Bilbao tras la caída en 1937 en manos de las tropas franquistas. Areilza estimaba necesario organizar una derecha civilizada o liberal, que permitiese la evolución pacífica y no revolucionaria.

En frente estaban los “inmovilistas”, Blas Piñar, Falange, las Hermandades Nacionales de Alféreces Provisionales. El inmovilismo encontró su filósofo en Fernando González de la Mora, ideólogo del crepúsculo de las ideologías y martillo del pensamiento liberal durante los años 60 desde su sección de crítica de libros en ABC:

Nombrado ministro de Obras Públicas en 1970, Fernández de la Mora era un conservador antiliberal y reaccionario, un maurrasiano admirador de Donoso Cortés y Maeztu. Entendía que la política era tecnología y economía, y que el mantenimiento del orden, la elevación de la renta nacional y la justicia distributiva debían ser los fines de la acción del gobierno.

En 1963 había hablado del Crepúsculo de las ideologías, una apología de la tecnocracia. Diez años después acuñaría el concepto “Estado en obras”, una apología del sistema franquista basada en el formidable cambio que la infraestructura española (embalses, puertos, regadíos, autopistas, ferrocarriles) había experimentado en tre 1942 y 1972. Los argumentos de Fdez de la Mora eran simples, aquel cambio había triplicado y quintuplicado lo realizado desde los romanos hasta 1940.


El nuevo Estado había europeizado España, hecho de ésta un gran país industrializado con una economía moderna y pujante equiparable a los países de Europa occidental. Todo ello era, según Fdez de la Mora, el fruto de un sistema de gobierno. “Solo los insensatos, concluía, podrían negar su adhesión a tan eficaz y esperanzador instrumento político.” El inmovlisimo había encontrado su nueva ortodoxia.

Los inmovilistas podían contar en última instancia, con el apoyo de Franco, Aunque gustaba decir que sus colaboradores eran más franquistas que Franco, consideraba la cuestión del futuro de España con solucionada, “todo estaba atado y bien atado”. El continuismo de su alter ego, Carrero Blanco estaba más cercano del inmovilismo que del aperturismo de los reformistas.

LOS TECNÓCRATAS ELUDÍAN TOMAR POSICIONES ROTUNDAS Y EXPLÍCITAS EN EL DEBATE PERO TRABAJARON SIEMPRE INTIMAMENTE CON CARRERO.


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