SANTA IRA Y NO VENGANZA
No estamos al mismo nivel de reivindicacion escuchada en Roma, pero este ejemplo sirve para avistar lo que puede pasar si las cosas llegan a mayores. Es decir que hubiera auditoría en Villa Tevere, "saquen papeles", "vengan testigos", "os escuchamos"... por ahora no, solo mareamos perdices.
Vale, oído cocina, tú sigue tu camino que yo sigo el mío. He introducido mejoras en este tiempo. Muchas gracias por todo.
Sigo con la 💒 Iglesia en España de Grimaldos, pildoritas de realidad. Tras la parte que directamente nos dedica hasta la pág. 62, llega el epígrafe el "Papa feriante". Se refiere a aquellas concentraciones masivas de los 80 y 90 que todas estas organizaciones tan inspiradas como abusivas de las que venimos hablando aprovechaban para atraer gente y conseguir "vocaciones", mediante la emoción y electricidad de tanto joven reunido y entusiasta. Las procesiones iban por dentro. Otra ocasión para no fiarnos de las apariencias:
🎢🎠🎡El Papa feriante
El principal artífice de la consolidación y expansión de los grandes grupos
ultrarreligiosos es Karol Wojtyla. Tras su imagen populista y espectacular, ya
investido como papa Juan Pablo II, pretende un retorno al pasado, no quiere división
de opiniones, sino una total sumisión a sus dictados desde la Sante Sede. Abre de
nuevo el fantasma del Santo Oficio contra los nuevos teólogos y se opone a la
teología de la liberación. Su obsesión por volver hacia atrás le lleva incluso a dirigirse
contra los no católicos, en un intento megalómano de recuperar el universalismo
medieval. En ese sentido, tiene una auténtica obsesión por viajar y adopta los más
modernos sistemas de propagación de ideas.
El filósofo católico progresista José Luis López Aranguren lo ve así de claro sólo
unos meses antes de que Karol Wojtyla visite España por primera vez, en 1982
[8]
:
«Las concentraciones papales nos devuelven a los tiempos de la preguerra mundial, a
la pura aclamación pasiva de un protagonista. La utilización masiva de los mass
media, las excepcionales dotes del Papa como showman y su genio para la
representación teatral y la publicidad convierten sus apariciones en actos de masas, de
ninguna manera en actos comunitarios. En sus proclamaciones, el medio es el
mensaje, su estilo profético-militante es la mera reiteración de lo consabido y ya
anacrónico: anticomunismo y neocristiandad, catolicismo populista, mariología y
rechazo de las libertades modernas».
En octubre de 1978, cuando el cónclave romano elige como Papa a Karol
Wojtyla, se inicia en el Vaticano una época de auténtica regresión. Juan Pablo II
pretende conseguir que el Vaticano sea un centro de poder político a la altura de las
dos grandes potencias del momento y en estrecha colaboración con una de ellas.
Estados Unidos se convierte, desde el principio de su papado, en el principal y más
estrecho aliado de Juan Pablo II en la cruzada que se ha propuesto. El plan descansa
en un ejército de sacerdotes y fieles distribuido por todo el mundo.
Altamente interesante la distinción actos de masas y actos comunitarios. En efecto en los años 30 son emblemáticos los actos de masas, tenemos en mente la foto de Hitler en Nuremberg, impresionantes desfiles y formaciones, a la alemana, ordenados al milímetro. Algo del gusto por la uniformidad, marchar al paso quedó en las organizaciones católicas nacidas en esa época. Era el trending topic del momento que llegó hasta nosotros.
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