SEPARACIÓN

 Abandoné od el 19 de marzo de 1996 y mi marido se fue de casa 3 años más tarde. Entre una cosa y otra vivimos un período dificil. Era consciente de que mi matrimonio se había ido al agua, no queria seguir soportando lo que hasta entonces había soportado.

El hermano Agustín intentaba razonar con mi marido, conversaba con él a menudo. Pero yo había tomado la decisión. Al mismo tiempo mi marido parecía presa de un delirio místico. Oía voces y decía recibir "moniciones interiores". Veía el mal por todas partes y desconfiaba del mundo entero. 

Forma parte del carisma: la fabricación de majaras. Temporales o perpetuos. Más bien lo segundo.
 

 

Se encerraba por días enteros en el dormitorio y nos prohibía la entrada a mí y a mis hijos. La mínima contrariedad le colmaba los nervios y la violencia se duplicaba. Pensaba que trabajar era un pecado mortal dado la corrupción de la sociedad trabajar es hacerse cómplice de la podedumbre generalizada. 

Así que no quería trabajar, se limitaba a la lectura de escritos místicos y a escribir tratados del mismo tenor. Se creía y todavía se cree investido de una misión. Tiene que salvar a Francia, la Iglesia y el mundo. Dejó de ocuparse de sus hijos y familia en general lo que le hizo ganarse mis reproches. Nadie me ayudó en este tiempo salvo el hermano Agustín que hizo lo posible para que mi marido recuperara el sentido de la realidad y pusiera los pies en el suelo. Sin éxito.

Una noche mi marido regañó a gritos a mis dos hijos mayores porque no querían ir a misa. Fue la gota que colmó el vaso, que me hiciera daño a mí, bueno, lo soportaba, pero que se metiera con los chicos no lo soporté. Además de que con la excusa de educarlos utilizaba métodos ya pasados de moda, Mis dos chicos se enfrentaron ese día a su padre y fue por eso por lo que decidí que me iba a separar. 

Busqué abogados, también pedí consejo en la diócesis de Estrasburgo.

Mis hijos no parecían afectados por el hecho de que el padre se fuera de casa. Solo ellos podrían decirlo. Recuerdo que un dia uno de ellos rezó para que no volviéramos a estar juntos. ¿Que imagen de padre pudieron hacerse después de todo? no lo tengo claro. Todavía hoy es capaz de ejercer gran influencia sobre ellos.

Poco a poco me fui soltando. Ya no tenía tanto miedo de mostrar con tranquilidad mi carácter, mis ideas, mis preferencias, mis gustos. Ya no temía ni las correcciones fraternas opusinas ni las imprevisibles reacciones de mi marido.

Pero me queda trabajo por delante, 13 años de una vida no se borran de un plumazo. Pero aprendí a confiar en mis amigas, a pedir consejo y ayuda. Ya no soy la super woman opus que quisieron hacer de mí. No soy la única que tiene respuesta para todo, los demás tienen respuestas también. Reencontré la reciprocidad y me encantó.

Así como la experiencia de escoger amistades y ser escogida por ellas. La amistad de modo natural es una alegría mientras que en el opus era un fardo. Ya no soy yo todo el tiempo la que tiene la verdad. El otro tiene cosas que enseñarme. Cuando estaba en opus todo esto no existía. Para quienes creyeron profundamente en od la ruptura con la institución es un auténtico desgarro y el camino de reconstrucción largo, penoso, laborioso.

Es como quitarse un corsé, hay que reaprender a estar de pie y moverse sin ayuda. Volver a ser responsable de la propia vida a cien por cien. No echar sobre otros hombros la responsabilidad de nuestras decisiones. Asumir las consecuencias de nuestros actos, lo que a veces resulta difícil. Te reencuentras con la levedad del ser, con la respiración profunda de la vida, y sobre todo coges el volante de tu existencia.

¿Cuántas personas salidas de od han tenido que reemprender este camino de renacimiento con más o menos dificultades? ¿Cuántos quisieron volar solos y se les impidió o recayeron en la red? En esas personas estoy pensando a día de hoy.

Pienso sobre todo en las numerarias que aceptaron votos de castidad, obediencia y pobreza y con 40 años se ven mentalmente prisioneras, me gustaría darles unas "Instrucciones de reconstrucción". Pero es cada uno, con lo que es y con lo que tiene quien tiene que apañarse. Es un trabajo personal a largo plazo. Un trabajo penoso que nos lleva a reencontrar nuestra verdadera personalidad. 

Hay que aprender a renunciar a cosas que nos habían "deformado". Aprender a mirar el mundo de otro modo menos prejuicioso, a respetar a los demás como nunca lo hicimos mientras "ejercitabamos una vocacion". A tener confianza en la vida, a dejar de ser niñitos obedientes y aceptar el crecimiento.

Al mismo tiempo hay que saber mirar atrás y darse cuenta de quienes fuimos y de quienes somos realmente. Se suele decir que hay que saber el pasado atrás y mirar hacia el futuro. Personalmente necesité rebobinar mi vida, volver a ver la película de mis 13 años opusinos. 13 años es mucho tiempo.

No quería tener recuerdos que se medio desvanecen de ese tiempo, ni pensar al final que a lo mejor todo fue un sueño y que quizás estoy fabulando. La memoria puede hacernos dudar y llevarnos a error. Así que rememoré a fondo todo ese tiempo, dejé que los recuerdos volvieran en vez de borrarlos, hasta el punto de sentirme agobiada, como si meterme en ellos me quitara el oxígeno, me ahogaba.

Pero poco a poco fui capaz de mirar ese pasado opus "desprendida" de él. No estuve sola. Tuve que confiar mis recuerdos a personas que me escucharon con paciencia. Me fui acostumbrando a ellos, a recordar con menos dolor y menos ira, hoy los domino más o menos.

También fue capital poder intercambiar experiencias con otras ex supers. ¡Cuántas noches blancas frente a una taza de té o de café! noches en las que nos contamos y recontamos unas a otras nuestra historia. Necesidad de contar una vez y otra más, necesidad de escuchar al otro, de compartir nuestras emociones y vivencias, confirmar que no fue un sueño.

Como si fuera una mancha que te ha caído en el vestido y quieres hacerla desaparecer lavando mil veces, teníamos que contar mil veces lo mismo para desembarazarnos de ella. Teníamos que analizar, comprender, y aunque siga habiendo mucha falta de comprensión en los nos pasó, hablar y hablar nos hizo bien.

Hoy en día cuando nos juntamos el tema opus ya lo hemos dejado atrás, aunque siga vivo. Porque cuando hablo del opus tengo la impresión de que ocurrió ayer. Me queda cerca y pienso que eso va a ser siempre así....

La historia de Véronique recuerda la parábola de la casa construida sobre arena que se cae, las apariencias no bastan en la vida, no se puede vivir eternamente del "escaparate", el barco hace aguas cuando no hay solidez. Les está pasando ya.

Comentarios

Ricardo Pérez ha dicho que…
Me puedo equivocar pero el Opus con quienes se van o con quien ellos piensan que deben perseguir sin tregua. Son severos, despiadados, crueles, brutales muchos adjetivos, pero que se sincronizan perfectamente, para tener una clara idea de quienes son.

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