NO TENTARÁS

 Otro ámbito en el que la mujer es la única culpable es la anticoncepción. En confesión si eres mujer, el cura del "opus Dei" enseguida te pregunta si utilizas medios anticonceptivos. Si la respuesta es afirmativa entonces el cura te pregunta si estás dispuesta a abandonarlos.


Si la respuesta es negativa el cura decreta que la confesión no puede ser válida, pues no tienes propósito de la enmienda, prefieres seguir en pecado mortal.

Es fácil imaginar con estos presupuestos el impacto que el od puede tener en la vida de una pareja en la que al menos hay uno que es super. Y se comprende la urgencia para que si uno lo es el "otro se haga", ¡siempre por vocación claro está! Siempre me pregunté si a los hombres también los machacaban en la confesión con las preguntas sobre la anticoncepción. Según mis informaciones, raramente los curas opus insisten en este punto cuando el penitente es un hombre casado.

Es imposible comprender esta desigualdad de trato entre el hombre y la mujer si no retrocedemos al más inaudito de los oscurantismos: la mujer es inferior porque simplemente es impura. ¿Delirio feminista? ¿paranoia retrospectiva? no lo creo.

Lo mismo ocurre en la misa, hay que preparar los ornamentos. En los centros de mujeres esta tarea la realizan las numes o supernumes. Las mujeres no están autorizadas a tocar directamente los vasos sagrados, patena, cáliz, y por ello tienen que usar un lienzo blanco para no estar en contacto directo. Podrían contaminarlos... No cuestiono el problema de la impureza frente a los objetos litúrgicos, sino el hecho de que la impureza concierne solo a las mujeres. En los centros de hombres son puros y pueden tocar directamente cálices y patenas.

Este ejemplo no es el único. Cuando yo pertenecía, las mujeres no podía hacer las lecturas en misa. El acceso al presbiterio estaba reservado a los curas y a los hombres, la mujer era indigna de subir al altar...excepto por supuesto para limpiar y poner flores. En la actualidad creo que ha habido mejoras en este sentido.

Una vez que han enseñado a las mujeres la obediencia a su marido se les enseña a vestirse. El modo de vestir está muy reglamentado: el uso del pantalón estuvo vedado a las numes hasta los años 90, lo mismo que los escotes pronunciados, nada de minifaldas, ni de ropa excesivamente pegada. En cuanto al bañador, solo es válido el de una pieza, me dijeron en una charla sobre la pureza que solo el marido podía verte el ombligo.  Nada de lencería sexy, las numerarias aconsejaban desde su nula experiencia en este punto. La ropa interior tipo abuela es de rigor, ¡good bye la líbido! Estas múltiples restricciones pudieron llevar algunas parejas al borde del abismo. En especial si el marido o la mujer no pertenecían

Personalmente fui lo más discreta que pude en lo referente a mi vida de pareja y mi intimidad. Era una manera de mantener a las numes a distancia. Eran mis asuntos no los suyos. No me tentaba precisamente hablar de ello en el salón, a las 3 de la tarde con una mujer a la que apenas conocía y con la que no sentía afinidad alguna. Cuando mi directora espiritual me preguntaba sobre el tema, respondía con evasivas o diciendo que todo iba estupendamente, me daba igual si no era verdad.

Vigilan especialmente la manera de sentarse, se prohíbe cruzar las piernas en misa y me hicieron varias correcciones al respecto.

Nos lo decían y repetían: no hay que levantar pasiones  ni suscitar tentaciones. La tentadora es por supuesto la mujer. En la obra la carne es considerada objeto de pecado, algo sucio, aunque EdB diga que la cama matrimonial es un altar (una de sus cursiladas....) En el opus hay una aversión manifiesta hacia todo lo referente al cuerpo. 

En Camino 226 leemos: "Ya sabes que tu  cuerpo es tu enemigo y enemigo de la gloria de Dios, porque lo es de tu santificación, ¿por qué lo tratas con tanta blandenguería?".

Hay que reconocer que el método es eficaz, a fuerza de oír esas ideas sobre la carne y el sentimiento de pecado inducido, se genera una especie de repugnancia por todo lo que tiene que ver con la sexualidad. Sólo la procreación la justifica y aún así.... (una cosa que me parece a mí muy normal, si no fuera porque gusta, no veo a la humanidad reproduciéndose por obligación con todo lo que conlleva y menos ahora, esto es muy personal, lo sé.)

Es lo que podemos deducir del 28 en Camino: "El matrimonio es para la tropa no para el estado mayor de Cristo. Mientras comer es una exigencia para el individuo, procrear es una exigencia de la especie, los individuos pueden pasarse sin ella. ¿Sed de paternidad?... si sacrificamos el egoísmo de la carne, dejaremos hijos muchos hijos y un surco imborrable de luz".

Dicho claramente, el surco de luz imborrable solo pueden dejarlo las numes, las supernumes solo podemos dejar detrás de nosotras una banda de mocosos.

Si las numes son el estado mayor de Cristo y las supernumes la tropa se comprende la jerarquía que se establece en od, donde las supernumes deben obediencia a las numes. Las pequeñas supernumerarias no supimos resistir a la carne , somos débiles, culpables. Cuando el founder dice alto y fuerte que la vocación al od es única y la misma para todos, parece que está realizando una pequeña estafa en su producto. La igualdad está lejos de ser una realidad.

Así que en el escalón inferior de la jerarquía opus está la mujer supernume o la auxiliar que anda todo el día con la bayeta. No sé cuál de las dos está en último lugar. Digamos que están empatadas. En general este desprecio se disimula. Pero de vez en cuando sale a la luz. Como ocurrió en el otoño de 1995, en una convivencia que estábamos haciendo en Couvrelles.

Un cura nos daba una clase sobre el alma, la diferencia entre el hombre  y la mujer según el filósofo preferido del opus, Tomás de Aquino, doctor de la Iglesia. Sin más ni más el cura nos soltó que la mujer era igual que el perro. De 15 que estábamos oyendo la clase, solo 2 reaccionamos, pero tampoco con grandes aspavientos.  El cura dijo luego que era una pequeña broma, pero la mayoría de las que estábamos allí se lo tomaron en serio sin un solo alzamiento de cejas. Una idea de la dignidad que la obra les ha dejado. 

El sentido del humor de aquel cura revela un sentimiento más hondo.

(En mis primeros pasos hacia la salida tuve ocasión de escuchar una conversa sobre mujeres entre  críos opus entre 20 y 30,  que me dejó de piedra... eran sinceros, pero jamás pensé que tenían ese bajo concepto de nosotras en el otro lado. No le dí importancia, otras preocupaciones me entretenían.)

También sirve para observar la tendencia a tomar los antiguos textos al pie de la letra. Estoy convencida de que un Tomás de Aquino a día de hoy, con los progresos de la ciencia revisaría bastantes de sus afirmaciones. OD conserva antiguallas y las difunde sin discernimiento.

(O ponen a dar clase de teología a quien no tiene ni idea ni le interesa....lo aprobaron en Roma con urgencia por las necesidades de la ordenación y de la labor...hizo trampa, no estudió, copió en los exámenes y a correr.)

Cuando se abrió el centro de hombres en Lausana, las supers de la ciudad tuvimos que ayudar haciendo la limpieza, también de las ventanas. Hubo que organizar horarios y obligaciones familiares. Solo el cura nos dió las gracias, ningún nume lo hizo, normal, sólo somos siervas.

Es lo que se escribe y dice dentro:  "Las mujeres son pecadoras y responsables de que nos echaran del jardín del Edén. La única posibilidad para aligerar la culpa es aceptar la sumisión. Tenéis que ser la alfombra donde los demás pisen blando". ( Lo cita T.M Hoffer, Gottes rechte Kirche, palabras dichas en una sesión de info sobre od en Dornbirn, Australia, verano de 1994).

No hay que irse tan lejos. Recuerdo que la jaculatoria con la que se terminan los actos en la sección de mujeres es Santa María, esperanza nuestra, ancilla Domini = esclava del señor.

 




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