IDA SIN RETORNO

 En 1956 Maria del Carmen Tapia tiene que dejar Roma, lamentándolo mucho. El founder la envía a Venezuela como directora regional de las mujeres. En este país, conviviendo con personas más abiertas y menos estrechas de mente, vivió un período más fácil de casi una década. 

Sabe apañarse con el reglamento, arregla las diferencias de manera amistosa sin enviar sistemáticamente una nota a Roma. Da permiso para que las numerarias escojan confesor, debió de ser eso lo que encendió las alarmas. Hasta el día de octubre de 1965 en el que el cuento venezolano se acabó y la llaman con urgencia a Roma. Ya la chivata había actuado. 

Y con mentiras como siempre la atraen:

"El padre quiere verte, está al final de su vida, saca billete de ida y vuelta, en 15 días estás en Caracas", siempre las bolas.

Tiene un mal presentimiento, pero obedece, se va triste. A su alrededor hay palpable inquietud, a todas les extraña la extemporánea llamada desde Roma. 

Cuando el 15 de octubre de 1956 vuela a Roma tiene 40 años. Deja atrás un país al que quiere y al que ha dado lo mejor de su vida. No usará el billete de vuelta. Se va sin despedirse de nadie.

Les encantan las salidas misteriosas "de topron saz, le bolo" (Caperucita del revés)

El 16 de octubre de 1965, llega a Roma, nadie la espera en el aeropuerto. Súbete en un vuelo a Madrid y allí plantadas las dejas y lo dejas...

Pero no.

Cuando entra en Villa Sachetti, Marlies Kucking, una nume alemana directora, sonríe al ver su maleta para dos semanas. Sube a su habitación. Ese mismo día saluda al founder al que ve molesto. Ignora porqué está en Italia y cuando pregunta no le contestan. El Auschwitz opusino, 3 días en su habitación encerrada sin hacer nada, a ver si te vuelves loca. Y bajo vigilancia estrecha de la vecina de pasillo. Siguen 15 días sin saber nada.

Su angustia crece cada día, se asfixia en este ambiente en el que todas las frases comienzan por "el padre dice...", "al padre le gustaría que...", "el padre ha dicho que...", "ha pasado el padre".

"Pienso que la sinceridad y apertura que vivíamos en Venezuela me habían cambiado y regresar a la residencia del gobierno central con este ambiente me ahogaba. No se hablaba de la Iglesia ni de apostolado, solo de proselitismo. El concilio Vaticano II estaba en marcha pero nunca se mencionaba. Me sentía como zumbada".

Los días pasan y Maria del Carmen siente que la animosidad crece a su alrededor. La directora le dice que se lo está imaginando, que es su espíritu crítico. "Me daba la impresión de estar hablando con reglas vivientes, en lugar de con seres humanos".

Confinada durante 8 meses

En noviembre de 1965 ya habían pasado 15 días de su llegada, el padre la llama. Cuando llega a la sala están presentes Javier Echeverría y la directora. El founder le anuncia: "No vas a volver a Venezuela...quiero que estés aquí, que trabajes en Roma. Maldita la falta que haces allí, más vale que no vuelvas nunca más".

Mari Carmen contestó: "yo quiero vivir y morir en Venezuela".

"Monseñor Escrivá se levantó de su silla con tono verdaderamente airado y me gritó:

-¡¡¡No y no!!! ¿Oíste? ¡No vuelves porque no me da la gana y yo tengo autoridad para mandarte a ti y a éste y a ésta y a ti, grandísima soberbia! -Mientras de pie apuntaba con el dedo a cada uno de los asistentes-. ¡¡¡No vuelves!!! -decía gritando".

Al día siguiente recibió la primera admonición canónica, la primera de las 3 que recibirá del founder. Le reprochaba "haber hecho un trabajo personal y malo en Venezuela y haber murmurado sobre sus escritos".

"Murmurar quiere decir que había hecho comentarios y críticas de esos textos, y no está bien visto, alejaba del espíritu del od".

Ese día le avisan de que ya no es directora en Venezuela, que no puede ni escribir ni recibir cartas de ese país,  que nadie debe saber cuál es su situación y que por haber deformado el espíritu del opusd, tiene que rezar y obedecer ciegamente, "condiciones necesarias para la salvación de su alma".

En marzo de 1966 Maria del Carmen llevaba 6 meses confinada en Roma. Había adelgazado 9 kg  y el pelo se le quedó completamente blanco. Le parecía estar viviendo una pesadilla: "las cosas más corrientes las transformaban en crimen de guerra. El método usado era hacer mil veces las mismas preguntas, lo mismo que en cualquier sistema represivo".

Con la ayuda de una numeraria abrió un apartado postal donde recibió algunas cartas. Por desgracia la pillaron y recibió la segunda admonición canónica del founder: "¡¡¡Eres una mala mujer, una ruin, una hez!!! ¡¡¡Eso eres tú!!! Y ahora ¡¡¡vete, que no te quiero ver!!!"

A pesar de interrogatorios constantes entre el 15 y el 31 de mayo, no les dijo el número del apartado postal, además de que tiró las llaves del mismo por la ventana.

El founder le hizo una tercera admonición canónica en vista de lo ocurrido en presencia de sus 2 sucesores, Portillo y Echeverría. Vaya banda. 

"-Carmen, no tienes más salida que la calle. Escoge: a la calle pidiendo tú la dimisión y diciéndome en una carta que has sido feliz, ¡porque lo has sido!, pero que desde hace una temporada vienes observando que no te encuentras con ánimo de cumplir con los compromisos que tienes con la Obra y quieres que se te dispensen, o, si no lo pides así, llevo todo a la Santa Sede con documentos, cartas, declaraciones juradas, nombres de unos y de otros, y será la deshonra para todos por tu culpa, y la tuya propia: tu nombre quedará marcado en la Santa Sede. Te doy a elegir de aquí a mañana a las doce del mediodía. -Con gran irritación agregó-: No me pongas en la carta "querido Padre", sino solamente "Padre".

Temblando de miedo ante la idea de quedarse en Roma, Mari Carmen prefirió presentar su dimisión.

En su libro cuenta las amenazas que sufrió por parte de EdB: 

-"Y no hables de la Obra ni de Roma con nadie. No nos indispongas con tus padres, porque ¡¡¡si yo me entero que hablas algo peyorativo de la Obra con alguien, yo, José María Escrivá de Balaguer, que tengo la prensa mundial en mis manos -y decía esto mientras con un gesto confirmaba con sus manos esta idea- te deshonraré públicamente, y tu nombre saldría en la primera página de todos los periódicos, porque de eso me encargaría yo personalmente y sería tu deshonra ante los hombres y ante tu propia familia!!! ¡¡¡Ay de ti si intentas separar a tu familia del buen nombre de la Obra o decirle algo de esto!!!"

Más los insultos de rigor en estos casos cuando se trata de un santo canonizado a día de hoy: 

-¡¡¡Óyelo bien!!! ¡¡¡PUTA!!! ¡¡¡PUERCA!!!

Bénédicte y Patrick des Mazery 

 

Cuando releo esta experiencia con estos aprendices malísimos de capos de campo de concentración, recuerdo la última vez que hice la charla y dejé a la tonta aquella con la palabra en la boca porque como es de rigor cuando alguien se pone a pensar por sí misma se puso a "reñirme por nada". 

Ahí te quedas. Que a gusto se me quedó el cuerpo hasta el día de hoy. Aunque no me pase nada mejor en mi vida....por Dios qué alegría haber tenido la oportunidad de mandar a regar a una nume, que por otra parte,  vaya guarra, lo descubrí en una de mis últimas noches en el centro, de piedra pómez me quedé. 

No había visto una nume haciendo guarradas como esa. 

Otra aprendiza de caporal que tuvo la santa desvergüenza de venir a molestarme a mi piso en sendas ocasiones, llamar al timbre de los vecinos, meterme cartitas en el buzón, llamar diciendo mi nombre "¡Ana! ¡Ana!" y luego quedarse 15 minutos en la escalera para rellamar. 

Santificación de la vida ordinaria....las ratas de alcantarilla me merecen más admiración que vosotros/as y lástima haber perdido tanto tiempo pensando que estaba entre santas, cuando aquello era un loquero y un auténtico nido de bichos.

 Se acabaron las visitas a este barrio de tan poco tono cuando puse una denuncia en la comisaría del lugar.

Lo siguen intentando de todas maneras. Ya le he quitado el puesto al santo Job, "¡échate p'allá Job, que voy", como el conejito Duracel. Hasta el último estertor.