EXPLOTAR LA RELIGIÓN
Tras el asesinato de dos monjas españolas en Argelia el papa
declaró: “Siento que es mi deber recordar a todos los hombres de buena voluntad
que una auténtica solución sólo puede alcanzarse distanciándose del abismo de
la violencia, sólo siguiendo la vía del diálogo…”
Pero el papa tocó fondo en sus propósitos dialogantes cuando en Cruzando el umbral de la
esperanza que el Islam no era una religión salvadora…que menciona a Jesús pero
solo como profeta que prepara el advenimiento del último Profeta. Al afirmar su
intención para el Jubileo del Milenio de la redención de llevar el misterio de
la salvación cristiana a toda la humanidad, para purificar el mundo a través
una conversión cristiana, estaba enviado el mensaje contrario al Islam de que
no pretendía poner su visión de la salvación, su creencia religiosa genuina, al
mismo nivel que las enseñanzas del Corán, que demandan total sumisión a la Palabra de Alá, como había
interpretado el Profeta.
Agustinas recoletas en Argelia |
Un año después de las llamadas por separado de Juan Pablo II
y de Turabi al diálogo entre las religiones, la guerra santa había llegado a
Croacia, Francia y Alemania por medios de bombas y amenazas terroristas. El grupo Armado Islámico, ilegal en Argelia,
se vanagloriaba en Internet desde una dirección localizada en San Diego, California,
de haber llevado con fuerza y orgullo la Yihad al corazón de Francia y a sus principales
ciudades. Prometían molestar, quitar el sueño y reconquistar Francia para el
Islam.
¿Mensaje de la
CIA?
El ministro del interior Jean Louis Debré declaró a la
sazón: “estamos en guerra”. 8 ataques con bomba habían provocado miedo y
sospecha en todo el país. “es la guerra de los tiempos modernos, el gobierno
dice y está determinado a ganar esta
guerra sin hacer concesiones.”
Cuando la policía alemana desarticuló una red islamista
arrestando a 9 personas, Abdelkhadar Sahraoui, supuestamente hombre de negocios
argelino pacífico que vivía en el exilio advirtió en la tv alemana: “Si vemos
que sois neocolonialistas, que no buscáis partenariado sino dominio del
Mediterráneo, lucharemos contra vosotros.”
O ni el Papa ni Turabi se habían escuchado mutuamente cuando
cada uno por su lado llamó al diálogo o les faltó sinceridad. Por su parte los
iraníes sentían que no necesitaban diálogo ninguno a pesar de su alianza
oportunista con el Vaticano en la conferencia de la ONU sobre Población de 1994.
Los iraníes tenían una manera más sincera y directa de decir las cosas: “La
cristiandad está perdiendo su espiritualidad divina y religiosa, se convierte
en un movimiento árido e inútil.” El ayatollah Ahmed Jannati, segundo líder
religioso del país, hizo esta declaración reflejando así la actitud radical que
predominaba en su país. “La cristiandad ha creado un poder central en la
persona del Papa, al que todos los católicos están obligados a obedecer. Con
este sistema han mantenido en vida un cadáver, mientras que el Islam posee
mucha más espiritualidad y profundidad, con mucha más capacidad para dirigir el
mundo”. Además no dejó de señalar que no se puede dialogar con un cadáver.
Con su inflexible dogmatismo, “Opus Dei” consiguió ganar
fama entre todos sus admiradores por haber hecho revivir la Iglesia y consiguió la
acusación por parte de sus no admiradores de polarizar la Iglesia. Muchos católicos por
su parte no están interesados en las batallas curiales por el poder entre
conservadores y progresistas, o entre el partido de Roma y los defensores de la Ostpolitik. Quieren rezar en paz y con fe en el
papa. Pero conforme se acercaba el fin del segundo milenio y el correspondiente
jubileo este empeño era cada vez más complicado. El inteligente o astuto y
obstinado plan de trabajo de los secretos guerreros papales corría el riesgo de
polarizar las religiones. Turabi se dio cuenta de ello y lo puso de manifiesto:
“El renacimiento islámico ha recordado a algunos cristianos
que se habían olvidado de su religión y que tenían que redefinirse a sí mismos
frente a este nuevo fenómeno. Dicen que son cristianos, aunque no
necesariamente muy religiosos. Pero el peligro es que algunos pueden intentar
explotar la religión…en su propio interés económico y político, e intentar
movilizar a la cristiandad en general contra el renacimiento del Islam. Por eso
pienso que necesitamos comunicarnos.” (Conferencia de prensa de Hassan al
Turabi, en Khartum, 8-10 octubre 1994)
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