NEUROSIS

El antropólogo de las religiones recomendaba El miedo a la libertad de Fromm . A cuento de la clásica pregunta ¿cómo es posible que personas tan inteligentes acepten la sumisión od o cualquier otra?
Ignoraba que Fromm escribió este libro con el objetivo de explicar los mecanismos psicológicos en las masas alemanas favorecedores del triunfo del mal radical. Sin duda si ese país ha contribuido y sigue haciéndolo con muchas de las mejores conquistas de la humanidad, el resbalón hitleriano lo ha marcado. Corruptio optimi pessima.

Nos podemos aplicar el cuento.

Desde el punto de vista del funcionamiento de la sociedad, una persona será normal o sana si es capaz de cumplir con el papel que le toca dentro de la sociedad dada. Puede trabajar, formar una familia, cuidar de su perro. Desde el punto de vista del individuo es sana o normal la persona que alcanza el grado óptimo de felicidad individual.

Si la estructura de la sociedad ofreciera la posibilidad óptima de la felicidad individual coincidirían ambas perspectivas. Pero ese caso no se da en nuestra sociedad. Siempre hay una diferencia entre el objetivo "que la sociedad funcione" y el objetivo "que cada persona sea feliz".

De ahí se infiere que hay dos conceptos de salud o normalidad. Uno regido por las normas sociales, otro por las normas y valores individuales.

En general se acepta que la persona inadaptada lleva el estigma de individuo poco valioso, por el contrario la persona super bien adaptada socialmente es muy valiosa desde el punto de vista humano y personal.

Pero si diferenciamos los 2 conceptos de normal y neurótico (social y personal) podemos concluir que la persona considerada normal en razón de su superbuena adaptación al entorno y su eficiencia social es a veces menos sana que la considerada neurótica porque no se "ha adaptado". COn frecuencia el bien adaptado se ha despojado de su yo para transformarse en el tipo de persona que cree se espera socialmente que sea. Y así puede haber perdido por completo la espontaneidad y la verdadera personalidad.

El neurótico puede caracterizarse como alguien que no estuvo dispuesto a someter completamente su yo en esa lucha. Pero desde el punto de vista de los valores humanos este neurótico resulta menos mutilado que el tipo de persona normal que ha perdido toda su personalidad en el camino de la "adaptación".

Eso por un lado, sobre neurosis y normalidad. Como herramienta básica para cuestionar clichés.

Y por otro está el problema de la libertad positiva. Que consiste en soy libre ¿y ahora qué? ahora puede venir la angustia porque no sé qué hacer con mi vida, me siento solo y abandonado, me siento sin poder. Lo bonito es encauzar las propias energías en proyectos amorosos y laborales, sentirse así unido con el mundo, la naturaleza, los demás sin despojarse de la propia integridad.

El otro camino y que Fromm justifica fue tomado por muchos alemanes de determinada clase social, me temo que es el de personas que viven a gusto en régimen de semiesclavitud. Consiste en abandonar la libertad, tratar se superar la soledad eliminando la brecha entre la personalidad individual y el mundo. Mitigar la angustia de vivir, hacer soportable la vida descargando el peso de la propia libertad en algún gran y poderoso todo que me ayuda a sentirme importante y me saca de dudas.

Es la tendencia a un sentimiento de inferioridad, impotencia, insignificancia individual. Personas que rehusan a dominar las cosas, que exhiben dependencia exagerada respecto a poderes superiores, instituciones o hacia el propio destino. Incapaces de decir "yo pienso", "yo siento", "yo quiero". Y toda esta debilidad interior encuentra acomodo en un líder, guía, superpersona a la que uno se agarra como a la propia vida. Asunto solucionado aparentemente y en superficie, porque el problema de no ser uno mismo sigue vigente.

Es la raíz de la personalidad autoritaria, que se goza maltratando seres indefensos. Que odia la autoridad pero como no puede con ella, se somete. El odio del esclavo que se transforma en admiración ciega a su amo. Soy un gusano pero la admiración hacia ese "superser" alivia la humillación que supone ser incapaz de rebelarme contra él.

El carácter autoritario no es revolucionario sino rebelde. Y es una explicación muy buena no sólo de porqué gente inteligente se somete al superyo opus que no hay quien pueda liberarse en mil años de él. También explica porqué personajes de izquierda supuesta se transforman de la noche a la mañana en superderecha. No miro a nadie, los ejemplos españoles son tantos que abruman.

El revolucionario actúa, confía en lo "real imposible". El carácter autoritario se somete a la fatalidad del destino, a la crisis económica, al jefe déspota. Y para él, para la carcundia conservadora que con tanto amor cultivamos los españoles, es crimen o locura desear algo que todavía no es. De ahí que nos enzarcemos en discutir del imperio español en vez de mirar hacia delante o solo al terrible presente.

Comentarios

Nai ha dicho que…
Continuando con el otro mensaje, he leído tu testimonio sobre cuando fuiste numeraria y me han surgido algunas dudas, ojalá veas el mensaje y me respondas.

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