REIVINDICACIÓN DE LO ORDINARIO

Vamos a tener que ir concluyendo que nos gustan los bozales por un lado, y por otro, la falta de conciencia generalizada sobre la gravedad de la situación. Las normas que se están imponiendo de manera injustificada. No ha sido la peste y por más que pregunto y repregunto a mi alrededor nadie conoce a un muerto. Los muertos los hemos visto en nuestras pantallas. Enfermos sí,
ha sido gente mayor y como una gripe, ¿es motivo suficiente para el retorcimiento de cuello a la inmensa mayoría? yo creo que no. No es motivo suficiente para cerrar escuelas, no ha habido un solo contagio entre escolares ni profesores. Otra triste conclu: encantados de no ir al instituto. Yo no lo estoy,  la vida ordinaria con sus horarios, sus levantadas, sus enfados y sopresas, lo aburrido de todos los días, la alternancia ocio y trabajo es la base para un equilibrio personal. Mental, psicológico, físico. Y como me dijo un chaval por videoconf, claro, nos vayamos a contagiar no sé de qué: "esto no es vida".

Angustia el avance de las medidas controladoras, tecnológicas que vienen para quedarse, implementandas con la excusa del virus. Nada sin cita previa.
Otra ruptura de la vida social, común y corriente, los lazos entre los ciudadanos que se crean en el día a día. Hasta pasearse viendo caras humanas y no bozales es necesario y forma parte de un equilibrio,
lo de ahora da ganas de llorar.
También las gestiones necesarias en algunas bibliotecas que se abren: son tantas las precauciones que te están diciendo "No vengas" ¡Cita previa para ir a una biblioteca! lo habremos visto todo....

Pero se ve que a pocos les importa, mientras nos paguen, al menos es la percepción que tengo en mi entorno más cercano.

Recuerdo lo de las barbas del vecino veas pelar....

Ni Chernobyl, ni Fukusima.

Abus spirituels et dérives sectaires dans l'Eglise, comment s'en ...

Un libro más, pensará uds, sobre los escándalos eclesiales. El Padre Alphonse Limousin recomienda su lectura que se  distingue por su parte práctica, escrito por dos autores que se esfuerzan en desmontar los mecanismos del abuso y en dar la palabra a las víctimas en el camino largo y doloroso de la  reconstrucciòn.

Víctimas de abuso  y deriva sectaria en la Iglesia las hubo y las hay. Diversos escritos han servido para alertar a la opinión pública y  a los responsables de la Iglesia, pero no se ha querido hacer caso. Ha sido preciso que se libere la palabra de las víctimas para que se rasgue la cortina del templo de la ceguera. El  20 de agosto de 2018, en su Carta al Pueblo de Dios, el papa Francisco anima a la participación activa de todos los miembros de la Iglesia en una  « conversión de la acción eclesial ». ¿Cuántos creyentes la han asimilado para denunciar el clericalismo que no deja de minar las relaciones en las comunidades cristianas y de pesar en las conciencias?

En un libro publicado en marzo, dos autores plantean cómo defenderse de los abusos espirituales y de las derivas sectarias en la Iglesia Católica. Blandine de Dinechin y Xavier Léger dan peso a la palabra de las víctimas, las escuchan para comprender los mecanismos del abuso que a menudo han llegado a lo sexual con sus consecuencias trágicas de manipulación y dominación de la persona. Más los trastornos de por vida. Hace falta valentía para seguir denunciando a los depredadores que a menudo disfrutan de gran fama y notoriedad en la Iglesia y que incluso se les ve a la cabeza de comunidades florecientes.

Tres palabras para comprender los fenómenos de derivas espirituales y sectarias : tornado, cebolla, tumor. « El tornado se compone de corrientes de aire ascendentes y descendentes que producen una espiral de vientos destructivos » : el culto a la personalidad, el corte con el exterior,  la manipulación y la incoherencia de la vida. La cebolla designa « una sucesión de controles psicológicos cada vez más potentes y coercitivos» : hay que buscar adeptos, te dan respuesta a todo, te imponen una vida minuciosamente regulada, y se sacraliza la obediencia, etc. Con el tumor las células del cuerpo mutan y se reproducen sin freno obedeciendo al director o lfundador de turno que se cree él solo la Iglesia y su representante cualificado y único: « No podemos equivocarnos, porque estamos con el papa. ¡Somos la Iglesia! »

El libro da testimonio del estado de la cuestión, de la amplitud de este  cáncer que roe la Iglesia desde hace décadas, y del silencio impuesto a las víctimas.  El depredador espiritual y sexual, Marcial Maciel, « el padre  que engañaba a los Papas» y a los Legionarios de Cristo, es un buen ejemplo, una carpeta dormida en algún archivo vaticano. Los testimonios de las víctimas ilustran bien el silencio eclesiástico al respecto.

Del calvario a la reconstrucción

Es necesaria una conversión. Cambiar la mirada y la  perspectiva. Lo primero, la escucha a las víctimas. Cuando espontáneamente se dice ¿qué hay de verdadero en lo que cuenta? Ya se está dudando de la sinceridad, es imposible avanzar en la denuncia de los abusos de poder espirituales y de las  derivas sectarias sin recibir sus palabras, incluso si la verdad es dura de aceptar.

Blandine de Dinechin y Xavier Léger ayudan a comprender lo que está en juego en las derivas y abusos sectarios. Un capítulo está dedicado a este tema. ¿Es motivo de alegría que haya muchas vocaciones?  « Los motivos son respetables : la evangelización, el servicio a Dios, el servicio al prójimo… » Ya sabemos lo que dió de sí el reclutamiento para llenar seminarios hace 60 ó 70 años. La alegría de las caras de los miembros de una comunidad ¿basta para dar cuenta de la salud de la misma? Releamos la historia de algunas  « que eran en realidad verdaderas sectas, que arrastran daños espirituales de envergadura». « Mi sonrisa, sorda a mi corazón, era una careta de carnaval : encubría mi sufrimiento», confiesa una víctima. Bien lejos aquí de la imagen exterior de una disciplina y homogeneidad admirables. ¿Se respeta la libertad individual? A veces hay acoso moral escondido que no deja respirar a la persona. « Más vale ser menos y avanzar sin buscar el espectáculo. »

¿Cómo reconstuirse? ¿Cómo pueden las víctimas reconstruirse cuando el corazón lleva heridas para siempre jamás ? « Sólo poco a poco el corazón puede restaurar su capacidad de don de sí. » Tres palabras para expresar cómo se puede vivir la reconstrucción: verdad, humor, justicia.

Podemos esperar que la Comisión  Sauvé de los obispos franceses encargada de investigar sobre abusos sexuales contribuya a destapar la verdad y que se haga justicia.

La etapa de reconstrucción psicológica es a veces larga y compleja. A veces ante la ausencia de la escucha y la justicia, las víctimas se dedican a otra cosa : « El informe está y cada día espero que me respondan … dos años más tarde no espero nada. » Las víctimas tienen la impresión de que se escucha más a los que tienen el poder incluso cuando la víctima se rebela contra los falsos testimonios. El libro  de Blandine de Dinechin y Xavier Léger nos recuerda esta reconstrucciónr, « reparación no es perdón »,  « no se puede cauterizar una pata de palo ». Un perjuicio merece daños y perjuicios reglados. Reconstruirse, rehallar la confianza en sí, en los demás, con  la conciencia de que es difícil hacer comprender lo que se ha vivido.

En el prefacio, Catherine Bonnet recomienda « un libro valiente, extraordinario, indispensable para padres y médicos, miembros de la Iglesia que quieran saber reconocer las derivas espirituales y sectarias con el fin de proteger a las víctimas de hoy y evitar las recidivas ».

Alphonse LIMOUSIN

[Abus spirituels et dérives sectaires dans l’Église : Comment s’en prémunir, de Blandine de Dinechin y Xavier Léger, ed. Médiaspaul, 192 pag, 16 €]


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