ENTRE SECTARISMO Y LOBBYSMO

 Si nos referimos a la oposición webero-troeltschiana entre la "secta" y la "Iglesia", ya clásica en la sociología de las religiones, el "Opus Dei" presenta tres rasgos sectarios. En efecto, como nos recuerda la socióloga Nathalie Luca, la secta está, en primer lugar, formada únicamente "por individuos que han dado un paso voluntario para convertirse, y han sido reconocidos dignos de esta conversión".

Como practicantes del proselitismo selectivo, los miembros del Opus Dei solo desarrollan su estrategia de progresivo acercamiento después de una cuidadosa observación del futuro miembro. La propia Paola E. comenta: “Observan nuestro comportamiento desde la propia universidad. Siempre hay personal de limpieza.  ... Les gustan los estudiantes serios. Como es pequeño, todo el mundo sabe cómo se comporta todo el mundo. "

El caso de estudiantes como Paola E. es sintomático del enfoque general del Opus Dei hacia los  potenciales miembros. Si su habitus se considera compatible, se invita al miembro potencial, a través de un miembro del mismo sexo, a menudo de la misma edad y estado, a asistir a una conferencia, por ejemplo, sobre "percepción masculina/ femenina". En el caso de que el invitado no conozca o sospeche la membresía de este miembro, permanece ignorante del contexto real del evento, ya que nunca se hace mención del "Opus Dei" en la tarjeta de invitación. Si llega a esta conferencia, que tampoco es mixta, al final se le acercará un numerario o numeraria, quien intentará sondear su opinión sobre lo que acaba de escuchar. Se le animará a volver por el centro, especialmente para hacer sus tareas. Es posible, si no da señales de vida, que reciba llamadas telefónicas. Si acude, se le presentará ritualmente a los miembros presentes, quienes le mostrarán la residencia. A partir de entonces, participará en charlas, meditaciones, luego en un retiro. En este sentido, se puede hablar de una "carrera" dentro del Opus Dei.

Después de un retiro, poco a poco, el individuo, tanto más si se encuentra debilitado por una situación personal difícil -social-económica, conyugal, familiar-, acude frecuentemente a un centro, hasta el punto de pasar más tiempo que con su familia, solo volviendo a casa para dormir. Es esta paradoja la que subraya el análisis simmeliano, una paradoja que en nuestra opinión marca el "puente" entre una sociedad secreta y una secta, que puede: "bajo el efecto de las fuerzas que habían llevado a [su] creación, convertirse en un factor de desocialización más que de socialización.”Los siguientes pasos son el viaje a Roma y las intensas clases de teología. Como los jesuitas, con los que compite, el Opus Dei concede gran importancia a la formación de las mentes jóvenes, de ahí sus colegios y universidades. Finalmente, las etapas finales de una carrera típica son la sugerencia: el dicho habitual "¿no te parece que sería bueno...?" "- recurrir a la mortificación corporal, hacerse de, preferentemente numeraria. Después el futuro miembro escribe una carta al obispo-prelado del Opus Dei, y seis meses después, en el curso de una ceremonia íntima, el individuo de rodillas declara cumplir con los vínculos contractuales requeridos, en los casos de agregados y numerarios, pobreza, castidad y obediencia -, y recibe la bendición del director del centro. Cada año, renovará su membresía y solo podrá ser miembro definitivamente a los cinco años. Pero guardará silencio sobre su pertenencia como atestigua Pamela P .:

"No es público, es algo bastante ... privado. A mi mamá, nunca le dije " pertenezco". La idea es que hagas proselitismo en casa, que te ganes a toda la familia. Que les hagas entender qué es la obra. Pero mi madre, aún siendo muy católica, siempre se sintió recelo ...  En el Opus, solo veía fanáticos."

 Además, la institución practica una supervisión normativa muy amplia de sus miembros a largo plazo, a fin de evitar cualquier "desviación". El primer (curso de) retiro, durante el cual el miembro potencial está aislado del mundo exterior durante unos días, es una buena forma de probar su motivación y obediencia. Nunca se queda solo, y el horario ocupado y agotador (de 7 am a 10 pm) no está pensado para fomentar la reflexión personal. Las constantes llamadas al orden invitan a las personas a callar. Durante las meditaciones, el sacerdote vestido de negro habla en la oscuridad, a la luz de las velas, con familiaridad. Las numerarias buscan, por su parte, conocer las buenas disposiciones de las asistentes por medio de frecuentes charlas de una en una. La indiscreción está entonces a la orden del día y no existe el respeto a la privacidad de la persona. Este último elemento encuentra su extensión en la falta de respeto al secreto de la confesión y en la imposición de un director espiritual, contrario a lo que profesa la Iglesia católica.

 

Asimismo, si tenemos en cuenta que “los actores del cambio religioso son también actores del cambio económico” , el "Opus Dei" es una institución rica por su elitismo y su “ética de trabajo” 42. Todas sus estructuras materiales dan testimonio de ello: capillas decoradas con pan de oro, amplias residencias, etc. De hecho,  gestiona varias empresas y fundaciones de forma anónima. Un informante se refirió a la fundación suiza M *, creada en 1972 por un abogado cristiano y un ingeniero miembro del "Opus Dei". Reconocido en el interés público y declarado religiosamente independiente, no obstante financia proyectos socioeducativos en países en vías de desarrollo, la mayoría de los cuales cubren las obras corporativas del "Opus Dei". 

Más concretamente, esta riqueza de la institución se alimenta primero de los recursos financieros de numerarios y agregados, que han hecho un compromiso de pobreza. Cada mes, remiten la totalidad de su salario al director de su centro. Este último les da entonces la suma que se considera que corresponde a sus necesidades y su posición socioeconómica, lo que a veces hace que su voto de pobreza sea bastante relativo. Por lo tanto, una gran parte del salario del afiliado se entrega a la institución y debe justificar cada solicitud que exceda la suma asignada. Los numerarios y agregados, siendo los más controlados ​​por la institución, no son, sin embargo, los únicos a los que se pide dinero. De hecho, el "Opus Dei" anima a los supernumerarios y cooperadores, pero también a todos los actores de otros mundos sociales, a realizar donaciones para sus obras corporativas "anonimizadas". Además, es esta naturaleza lucrativa de la institución la que, desde el punto de vista de un Estado como Francia, puede constituir una "línea de deriva sectaria"  

Para cerrar este análisis del primer rasgo sectario, veamos el final de una "carrera"  en la institución. Si bien el fundador dijo que hay que "llamar con insistencia para entrar y  que las puertas están abiertas  de par en par para salir", destacan dos tipos de salidas de la institución. O el miembro abandona radicalmente la institución, renuncia a ella, sin dejar de ser católico; o abandona la institución pero permanece lo suficientemente cerca de ella a pesar de sí mismo, sintiéndose culpable. De hecho, cerrar la puerta del "Opus Dei" significa perder toda una red de apoyo y convertirse en persona non grata. Por otra parte, el "Opus Dei" cree que posee la Verdad y por ello "no sólo  consideran que tienen la  verdad, sino que ellos deciden el bien y el mal". Por tanto, apartarse del "camino" señalado por la institución es "equivocarse". Por ello  para algunos romper es difícil, divididos entre la culpa y el reconocimiento de un error. De ahí un discurso ambivalente, entre (auto) defensa y denuncia, porque "creer", como dice Michel de Certeau, "crea una red de deudas y derechos entre los miembros del grupo" 

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